El jueves tuvimos la oportunidad
de volver a sentarnos rodeadas de libros de la mano de Rocío Antón, la mejor
dinamizadora de lectura que tuve la suerte de conocer hace dos años. Aunque
esta vez, venía acompañada de su amigo Frederick, uno de sus personajes
favoritos. Y con la historia de este libro iniciamos la tarde, descubriendo la
importancia y el valor que tiene la palabra.
La tarde fue corta y divertida y
con un personaje de esta medida no podía ser menos. Esta vez la excusa fue la
poesía. Empezamos cantando retahílas, refranes, adivinanzas, romances y
canciones de corro de nuestra infancia, y es que la poesía empieza desde
nuestra niñez cuando nuestra madre o padre nos canta las canciones de cuna.
También jugamos con la poesía, bailamos poemas,
inventamos las palabras que le faltaban a algunos poemas agujereados, hicimos
adivinanzas poéticas, reímos recitando poemas con la nariz tapada, con voz de
ogro, voz de abuela…, creamos nuestros propios poemas encadenados y un poema
con una letra. Aquí nuestra compañera Carmen nos deleitó con su poema sobre la
primavera y es que Rocío fue sacando de cada una de nosotras a nuestra pequeña
poeta.
Aprendimos tantas cosas sobre la
poesía que sólo tengo palabras de agradecimiento para esta magnifica profesional
con la que deseo volver a encontrarme muy pronto.
¡GRACIAS ROCÍO ANTÓN!
Gracias por esta entrada tan bonita, Isabel. Para mí es siempre un placer encontrarme con vosotros, aprender de vosotros y contagiarme de vuestro entusiasmo. Me encantará volver, un abrazo y gracias de nuevo
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